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El ayuno antes de la cirugía

DR. J. ÁLVARO LÓPEZ LOREDO, CIRUGÍA GENERAL Y LAPAROSCOPÍA, Hospital Ángeles Puebla, México

Todos aquellos que hemos sido sometidos a un procedimiento quirúrgico, ya sea menor o mayor, hemos tenido que pasar por un periodo relativamente prolongado de ayuno hospitalario, sin poder ingerir ni siquiera agua. Esto para el paciente es sumamente incómodo ya que no estamos acostumbrados a permanecer en ayuno durante periodos tan prolongados.

Esta práctica tiene sus orígenes desde que se estableció formalmente el uso de la anestesia, ya que se observó que los pacientes que tenían su estómago lleno eran propensos a sufrir reflujo del contenido estomacal hacia la boca, con riesgo de presentar aspiración hacia la vía aérea.

Sin embargo, actualmente han surgido muchas dudas, relacionadas con el tema de si en realidad se necesita el ayuno prolongado en el paciente quirúrgico, y cuáles son los efectos que produce; llevándonos al cuestionamiento sobre ¿qué tan recomendable es mantener al paciente en ayuno antes de un procedimiento quirúrgico?

Sabemos que la broncoaspiración se presenta de manera infrecuente, aproximadamente entre 3.1 y 3.8 casos por cada 10,000 procedimientos, el riesgo de que se presente incrementa cuando el estómago está ocupado con un volumen superior a 0.4 mL/Kg (28 mL en un paciente de 70 Kg) y cuando el pH del líquido es menor a 2.5. 1

El contenido gástrico en pacientes con ayuno de 8 horas está constituido solamente por saliva y jugo gástrico, con un pH de entre 1.5 y 2.2 y un volumen de entre 40 y 120 mL. 1 Estos valores exceden los que se considerarían seguros para prevenir un episodio de broncoaspiración, y son favorecidos exclusivamente por la indicación de ayuno hospitalario.

Es importante recordar que el paciente que será sometido a un procedimiento quirúrgico será sometido a estrés y a la activación de lo que denominamos respuesta metabólica al trauma, que es la respuesta que genera el organismo ante cualquier tipo de agresión o enfermedad. Esta respuesta metabólica genera un incremento en los requerimientos de energía necesarios para llevar a cabo los procesos metabólicos normales.

Otro factor a considerar es que el gasto energético en reposo depende del estrés al que está sometido, habitualmente un paciente que es sometido a una cirugía mayor incrementa su gasto energético en reposo entre un 10 y un 30%, lo que hace que el estado de ayuno hospitalario sea aún más dañino para el paciente. 2

El paciente en ayuno hospitalario disminuye de manera dramática sus reservas de glucógeno en el hígado en unas 12 a 24 horas, con lo cual empieza a obtener energía de fuentes como grasa y proteínas, principalmente del músculo estriado. A este proceso se le denomina catabolismo y es un proceso deletereo. Si un paciente se enfrenta a una agresión como lo es un procedimiento quirúrgico en estado de catabolismo, la posibilidad de complicaciones de cualquier tipo se incrementa. Además, después de un ayuno hospitalario prolongado, el paciente puede presentar alteraciones electrolíticas y deshidratación leve, situaciones que poco ayudan en el procedimiento quirúrgico.

Actualmente las recomendaciones internacionales sobre el ayuno preoperatorio nos indican que los alimentos sólidos, y aquí incluimos la leche materna, deben suspenderse por lo menos 6 horas antes del procedimiento quirúrgico.1 Esta es una recomendación A con un nivel de evidencia 1.

En cuanto a la ingesta de líquidos, se pueden consumir líquidos claros hasta 2 horas antes del procedimiento quirúrgico e incluyen agua, jugo sin pulpa, té o café, no leche. Esta es una recomendación A con un nivel de evidencia 1.1

Otra conducta que actualmente se recomienda es la ingesta de una solución de carbohidratos (100 gramos de glucosa en 800 ml de solución) la noche previa al procedimiento y 2 horas antes del procedimiento (50 gramos de glucosa en 400 ml de solución). (2) Esta práctica desencadena una reacción insulínica similar a la que se presenta posterior a una comida estándar, con lo cual conseguimos que el paciente entre al quirófano en un estado de anabolismo, en lugar de catabolismo. Esto mejora la evolución postoperatoria de manera significativa.

Con esta información y la abrumadora cantidad de evidencia científica al alcance de nuestras manos, podemos afirmar que el ayuno hospitalario prolongado no tiene justificación científica que avale su teoría, por lo que afirmamos que esta práctica es un mito y está basada en gran medida en la desinformación y el miedo por parte del personal médico que lo indica.